Guatemala. El célebre Vicente Fernández, "Rey de la canción ranchera", se despidió de sus fieles seguidores de Guatemala en una noche memorable, tras una tormenta que amenazó la realización del esperado concierto.

El "Charro de Huentitán" se presentó en el estadio Cementos Progreso ante cerca de 20 mil personas que llenaron la instalación deportiva pese a la intensa lluvia registrada la noche del domingo en la ciudad de Guatemala. Vicente Fernández pudo subir al escenario y completar su concierto casi sin lluvia. Pese a las condiciones del clima el cantante mexicano ofreció sus grandes éxitos al público que coreó sus melodías y aplaudió sus dichos y saludos que en repetidas ocasiones dirigió a los asistentes. Entre canción y canción, interpretada con el acompañamiento de un espléndido mariachi, Vicente Fernández hizo una pausa para decir que se paraba ante su público guatemalteco "Por última vez", pero, remarcó, “con todo corazón”.

Guatemala fue una de las escalas de su visita a la región, que forman los conciertos de la gira denominada "Mi despedida" con la que el cantante mexicano se retira de los escenarios tras casi 40 años de carrera artística. Vicente Fernández se presentó el sábado en Honduras, el domingo en Guatemala y en las siguientes semanas continuará su gira de despedida que abarcará ciudades de México, Estados Unidos y de países de América Latina. "El rey de la canción ranchera" salió al escenario con un elegante traje de charro de color negro y vivos dorados, y un sombrero de color perla.

La sorpresa de la noche fue la presentación en el escenario de Vicente Fernández Jr. el mayor de los tres hijos varones del cantante, quien interpretó junto a su padre dos temas de la producción discográfica titulada "Los dos Vicentes". "Volver, volver", "La ley del monte", "Los mandados", "Si nos dejan", "Estos celos", entre otras muchas piezas coreadas por los asistentes, llenaron la noche de la despedida del también llamado "ídolo de México". Luego de dos horas de interpretaciones, el cantante pronunció su famosa sentencia: "mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar", que levantó una ruidosa ovación.

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